Un amaranto plantado
en un jardín cerca de un rosal, así se dirigía a él: ¡¡ Qué flor tan
encantadora es la Rosa, favorita tanto para Dioses como para hombres. Le
ENVIDIO su belleza y su perfume!! El rosal le contestó: En efecto, querido
amaranto, doy flores, sólo para una “breve temporada” y si ninguna mano
cruel las desprende de mi tallo, aún así, “fallecerán tempranamente”
pero tú eres inmortal y nunca te decoloras y siempre te presentas con renovada
juventud
Moraleja: El auto-conocimiento profundo, el sentido de valía permite valorar mis atributos y capacidades
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