Un
hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el
asno, sintiéndose cansado, agotado le dijo a su compañero: “-Toma una parte de
mi carga si te interesa mi vida…” El caballo, haciéndose el sordo no dijo nada
y el asno cayó víctima de la fatiga muriendo allí mismo…. Entonces el dueño
echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. El caballo,
suspirando dijo: “¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un
ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima…
Moraleja: El amor propio evita que aparezca el
amor por los otros. Si practicamos la
empatía, seremos menos egoístas y más misericordiosos…
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