Tenía
          un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando los
          astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la
          contemplación del cielo, cayó repentinamente en un pozo. Estando
          lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que oyendo sus
          lamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo sucedido,
          dijo:
¡Amigo
          mío! ¿Quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la
          tierra?

No hay comentarios.:
Publicar un comentario