Por
la orilla del río caminaba un perro llevando en su hocico un sabroso pedazo de
carne. Vio su propio figura en el agua y creyó que aquella imagen revelada era
en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo. Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el propio para arrebatar el
trozo a su supuesto compadre. Pero el resultado fue que se
quedó sin el de él y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un
reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.
Moraleja: La codicia y la avaricia puede hacerte perder lo que ya has adquirido con mucho esfuerzo…
Moraleja: La codicia y la avaricia puede hacerte perder lo que ya has adquirido con mucho esfuerzo…
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