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Las fábulas

Las fábulas han sido útiles para el aprendizaje de valores y ética desde la infancia. Se debe tener en cuenta que nuestros niños están conociendo el mundo y todo alrededor llama su atención, por lo que es necesario llegar a ellos de una forma vistosa, atractiva y asertiva. La fábula, es un poderoso recurso, un excelente método de enseñanza para la formación y educación porque fomentan los valores, el desarrollo de la imaginación, habilidades relacionadas a la creatividad, el discernimiento. En su forma tradicional, se sintetiza al final de la narración en una moraleja. Es una buena excusa para promover la lectura en edades tempranas. haciendo uso de sus atractivos personajes, sus llamativos contextos e historias, mostrando la lectura como una fuente de conocimiento, de placer, dando ese toque del sentido de aventura… aptitud del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales. Áli Nicolaás

miércoles, 25 de septiembre de 2024


Hubo, una vez, una ranita presumida que se creía la reina de los batracios del jardín.
La tal rana pasaba el día mirándose en la superficie de las charcas como quien se mira en un espejo. Ella se creía tan linda que su orgullo y vanidad la hicieron insoportable.
Una mañana de primavera, la ranita se hallaba tomando sol entre las flores de la orilla, cuando se le acercó un sapo, no muy guapo que digamos.
¡Buenos días, señorita! Dijo el sapo con voz maliciosa “La veo tan linda que de mil amores me casaría con su alteza”
¡Oiga, oiga, don Sapo! lo interrumpió indignada la ranilla ¡¡Sepa que no me arreglo para gente de "poca monta" como usted!! Marche, marche de ahí enseguida a buscar una pareja de su clase, que me da miedo mirarlo. ¡¿No se ha visto en el espejo?!
El pobre sapo, avergonzado de su fealdad, se hundió en el lodo llorando su desventura. Pero, muy pronto, halló la rana el castigo a su soberbia.
En sus numerosas zambullidas se encontró de manos a boca con una culebra de agua que, aproximándose demasiado al pequeño anfibio, le dijo:
—¡¡Me parece, preciosa mía, que vas a servirme de suculento banquete esta mañana!!
Y, uniendo la acción a las palabras, introdujo en su enorme boca una de las patitas de la rana. Ésta, sintiéndose malherida, empezó a croar desesperada y, acordándose del sapo, comenzó a llamarlo a grandes voces.
— ¡¡Don Sapo!! ¡¡Don Sapo!! ¡¡Venga por favor!! ¡¡Socorro!! ¡¡Ay, don Sapo!! ¡¡Que me devora un monstruooooooooo!!
El sapo acudió presuroso y, dando con su boca un enorme tirón a la cola de la culebra, la obligó a soltar su presa.
—Usted perdone, don Sapo —se explicó la rana—, cuanto le dije hace un momento... fue cosa de nervios.... la verdad no me parece usted tan feo y…,creo tenerle cariño....
Al fin se casaron… Ella se convenció que la fealdad del cuerpo no es cosa importante si está compensada con la belleza del alma.
MORALEJA: La vanidad ofensiva es un ego enfermo que con aire de superioridad, ejerce poder en un momento determinado, pero solo esconde su vulnerabilidad









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